Costumbres españolas adaptadas en México

Hay muchas costumbres que fuimos adaptando con el tiempo los mexicanos cuando cuando llegaron los españoles y comenzaron en la era colonial. Algunas no nos hemos preguntado para nada y no estamos enterados pero siempre es bueno saber de donde provienen muchas tradiciones que normalizamos en México.

 Algunas costumbres que se seguían en épocas virreinales se han perdido, y otras aún se han transformado hasta parecer irreconocibles, así que es muy difícil también hacer un punto de corte exacto entre qué es una costumbre de origen español y qué ya no lo es.

La gran mayoría de la simbología y fiestas de la religión católica: el poner altares caseros adornados con flores, el sacar las estatuas de la virgen o santos “de paseo” o el ir en peregrinación desde lugares lejanos hasta santuarios especiales, etc. son de origen español.


En el siglo XVI, tras la Conquista, se introduce a México el terror a la muerte y al infierno con la divulgación del cristianismo, por lo que en esta época se observa una mezcla de creencias del Viejo y el Nuevo Mundo. Así, la Colonia fue una época de fusión donde los esfuerzos de la evangelización cristiana tuvieron que ceder ante la fuerza de muchas creencias indígenas, dando como resultado un catolicismo muy propio de Ámerica caracterizado por una mezcla de las religiones prehispánicas y la religión católica. En esta época se comenzó a celebrar el Día de los Fieles Difuntos, cuando se veneraban restos de santos europeos y asiáticos recibidos en el Puerto de Veracruz y transportados a diferentes destinos, en ceremonias acompañadas por arcos de flores, oraciones, procesiones y bendiciones de los restos en las iglesias y con reliquias de pan de azúcar –antecesores de nuestras calaveras– y el llamado “pan de muerto”.

 




La “fiesta brava” también fue una de las tradiciones que adaptamos de los españoles, por supuesto, aunque la inovación mexicana fue que el “olé” se volvió una palagra grave: “Óle” (el acento en la O - lo puse para que quede más claro que así es como pronunciamos), además que se alarga la primera vocal tanto como dure la faena.


La primera fiesta brava en México se realizó en 1535; importada por los conquistadores y Hernán Cortés. Se realizaban las lidias en el Zócalo Capitalino, con una árena improvisada con tablas.


En la plaza principal había venta de comida y artesanías, se echaban cohetes, peleas de gallos y de toros, corridas de toros con novilleros tanto aficionados como profesionales… presidiendo los festejos el virrey, por supuesto. Y conforme Nueva España se fue expandiendo hacia el noroeste en las “Guerras Chichimecas”, el festejo se fue propagando a los nuevos territorios.


 Tanto hemos adaptado esta tradición que La Monumental Plaza de Toros México es la plaza de toros más grande del mundo; ella tiene capacidad para más de 45000 personas, aquí se realizan eventos taurinos y otros espectáculos.


Hay excursiones donde conoces la historia de las estatuas taurinas que se encuentran aquí, y lugares de la plaza.
En los eventos taurinos, se puede entrar a los sorteos de los toros, a la misa que se realiza antes de la primera corrida, hay 2 eventos importantes, las novilladas y la temporada grande ,que es de Noviembre a Febrero de cada año.



Las posadas y las pastorelas fueron inventadas por los frailes misioneros para facilitar la catequización de los indígenas - con todo y el poliglotismo increíble de muchos de estos misioneros, no siempre hablaban el idioma de todos los diversos grupos, pero con mímica y teatro era más fácil propagar el cristianismo. La piñata fue originalmente traída por la familia Polo desde China (igual que las pastas y los helados, que hoy se consideran algo muy típicamente “italiano”) y en ese entonces estaban de moda alrededor del Mediterráneo - los frailes decidieron añadirlas a su impulso misionero.




Las fiestas patrias. ¡Sí, es en serio! Cada año, en la Nueva España, se hacía una mega mega fiesta el día de San Hipólito para conmemorar la conquista de Tenochtitlán a manos de Hernán Cortés el 13 de agosto (día de San Hipólito en el santoral católico) de 1521. Cortés mandó construir la iglesia de San Hipólito, actualmente en la colonia Guerrero de la Ciudad de México, para conmemorar este día. 





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